COMENTARIO Y OPINIÓN PROFESIONAL DE UN CONTADOR PÚBLICO AUTORIZADO CON RELACIÓN A LOS EXÁMENES DE SUFICIENCIA A LOS ASPIRANTES A ABOGADOS EGRESADOS DE UNIVERSIDADES PÚBLICAS Y PRIVADAS EN PANAMA.
Por: Efraín Ramos Solano MBA CPA
Fecha:
13 de julio de 2023
Quiero referirme al momento crucial y sin precedentes en nuestra historia patria, a lo que en este momento viven los estudiantes de derecho egresados de nuestras universidades, a quienes, sin previo aviso por parte de las universidades, se les cambian las reglas del juego al final de una carrera de estudios la cual no ha sido nada fácil para muchos, no viniendo la nueva reglamentación de parte de la misma academia, sino de un órgano externo que pretende ponerse por encima de la misma.
Da pena ver los medios y diferentes redes sociales llenas de comentarios egoístas y sin fundamentos de parte de muchos ciudadanos enjuiciando a los que enfrentaron el examen y supuestamente no lo aprobaron.
Por respeto a la ciudadanía y a la colectividad profesional en general, quiero comenzar identificándome brevemente como sigue:
BREVE CURRICULUM DEL AUTOR.
Efraín Ramos Solano, es Licenciado en Contabilidad, egresado de la Universidad de Panamá en el año 2004. Posee un Máster con grado de MBA con especialidad en “Técnicas Avanzadas de Gestión y Decisión Política” otorgado por “Formato Educativo, Escuela de Negocios” con sede en Madrid, España, en el año 2016 el cual está avalado por la Universidad de Cádiz, España. Efraín Ramos Solano, es Contador Público Autorizado con idoneidad otorgada por la Junta Técnica de Contabilidad de Panamá. Ha ejercido la profesión como Contador Idóneo y CPA desde 1981. Ha ocupado cargos como Auditor Interno gubernamental en la Caja de Seguro Social (1977 – 1981) y también, como Jefe de Unidad Especial de Control Interno de la DGI del MEF (2014 – 2017). En el sector privado, se ha desempeñado como Jefe de Contabilidad y Gerente de Contabilidad, al igual que como Contador Público Independiente. Fundó la Asociación Nacional de Contadores Idóneos de Panamá (ANCIP) en 1990, y fue Comisionado de dicha asociación entre noviembre de 2007 hasta abril de 2008, en la discusión y elaboración del Proyecto de Ley No. 165 que se llevó a cabo en la Universidad de Panamá (FAECO), para la reforma de la Ley 57 de 1978 que rige la profesión del CPA. Es socio fundador y director de la firma ECSE Contadores Públicos Autorizados y Asesores Tributarios la cual es una sociedad civil. Ha publicado en diarios locales, algunos artículos en defensa de la profesión del CPA y también, ha participado en tres ocasiones distintas en el Concurso Literario Ricardo Miró en la Sección Poesías. Tiene una antología o colección de aproximadamente 150 poesías. Actualmente tiene Registro de Autor de dos (2) obras en la Dirección General de Registros de Autor del MICI, las cuales se titulan: “La Dirección General de Ingresos: Un análisis cualitativo; Una visión conceptual” – 2018 (obra por editar) y “Mensajes Cercanos del Tercer Tipo” – 2018, (obra por editar).
En
el año 2007 los contadores públicos autorizados discutimos un proyecto de ley
identificado con el número 165. En dicho
proyecto se tenía contemplado la discusión de implementación de exámenes post
curriculares impuestos por un ente no identificado en aquella época. Las discusiones de dicho proyecto se llevaron
a cabo en la Universidad de Panamá, específicamente en la Facultad de
Administración de Empresas y Contabilidad, durante los meses de julio de 2007
hasta marzo de 2008 y participaron en las mismas, representantes debida y
formalmente designados por las diferentes asociaciones profesional, a saber:
1. El
Colegio de Contadores Públicos Autorizados de Panamá.
2. La
Asociación de Contadores Públicos Autorizados de Panamá.
3. La
Asociación de Mujeres Contadoras Públicas Autorizadas de Panamá.
4. El
Movimiento de Contadores Públicos Independientes; y finalmente
5. La
Asociación Nacional de Contadores Idóneos de Panamá (ANCIP).
Por considerarlo de interés y ser un tema de actualidad y vigente, quiero aprovechar para compartir con ustedes, la ponencia que personalmente expuse ante los comisionados de las asociaciones de CPA participantes mediante la cual nuestra asociación, Asociación Nacional de Contadores Idóneos de Panamá (ANCIP) se oponía rotunda y contundentemente a los exámenes de suficiencia para la obtención de nuestra idoneidad profesional después de completar la carrera universitaria.
Les transcribo pues de manera íntegra el texto de nuestra ponencia o disertación ante los comisionados a que hago referencia. No está demás señalar que en la discusión de la actual ley que rige nuestra profesión, a saber, la Ley 280 de diciembre de 2021 no se contempló este tema de los exámenes, respetándose los cuasi acuerdos logrados en las discusiones llevadas a cabo con el proyecto 165.
Paso pues a compartirles el compendio del tema señalado:
[Transcripción]
PARA TODOS LOS COMISIONADOS EN
LA REVISIÓN DEL PROYECTO DE LEY #165.
Quiero referirme al punto #8 del citado proyecto; punto este que desde el inicio ha resultado polémico en cuanto a la temática de la implementación de exámenes, llámense de suficiencia o comprobación académica a los futuros egresados universitarios y debo sostener con plena sinceridad que todavía no encuentro fundamento ni justificación alguna de parte de quienes promueven la susodicha innovación en cuanto a los exámenes.
Acogiéndome a lo
que expresó el colega Aurelio Robles en la sesión del día 24 del mes que cursa,
en cuanto a que no existe un estudio científico que con pruebas lo
suficientemente sólidas, adecuadamente fundamentadas y sustentadas, demuestre
de manera razonablemente irrefutable e
inequívoca la plena e imperante
necesidad de la implementación de los mencionados exámenes a los nuevos
egresados universitarios, me encuentro en el camino de la investigación de
aquello que llegue a convencerme de tal menester, con sendos artículos
publicados los cuales ayudan y comprometen a la justificación de la postura del
gremio que represento.
El primer
artículo data del año 2005, publicado en La Prensa, con fecha miércoles 14 de
septiembre, año citado, titulándose el mismo: “El desafío de la educación masiva” con autoría de Jean Marcel
Chéry, artículo este que vierte la opinión autorizada de Pablo Michelsen Niño, quien,
entre un extenso currículo profesional, ostenta los cargos de Rector de la
Fundación Politécnico-Grancolombiana y rector de la Universidad del Istmo en
Panamá. El siguiente artículo es del
mismo año, publicado en el mismo diario, con fecha lunes 17 de octubre, el cual
se titula: “Un examen a las universidades”,
artículo cuyo autor es José Arcia y que contiene y vierte, opiniones calificadas
de Carlos
Tünnermann, quien es Presidente del Consejo Centroamericano de la
Educación Superior, y de Gustavo García de Paredes, Rector de
la Universidad de Panamá.
Para Michelsen
Niño, los problemas en la calidad de la educación, su causa resulta obvia: el
crecimiento poblacional. La
educación de 6 mil millones de seres humanos hoy en día no resulta nada
fácil. Y ello se agudizará aún más en el
año 2050, cuando esta población alcance la suma de 9 mil millones. Es por ello que, según Michelsen Niño, la
solución está en las tecnologías de educación a distancia y virtual. Refiriéndonos al mismo personaje, según éste,
“las ideologías, basadas en dogmas que no
son demostrables o, por lo menos, no absolutos se utilizan como fachada para darle
curso a los valores máximos de la humanidad, que han sido el dinero y los
bienes materiales”. Así, según el
catedrático, solo hay dos valores capaces de salvar al mundo de dicho materialismo:
uno es el liberalismo social, el cual busca garantizar el ejercicio del derecho
a la libertad; y el otro, es el espíritu de la bondad y de amor al prójimo, que
él denomina como “sentido de solidaridad, equidad y generosidad”. El catedrático indica que estos son los
valores fundamentales del Politécnico Grancolombiano y la UDI, que, aunque
parezcan utópicos, se debe seguir luchando por ellos. Según Michelsen Niño, “son pocas las universidades que realizan una verdadera investigación
aplicada, de generación de conocimiento nuevo o de punta”
En cuanto al
artículo de José Arcia, las principales fallas de la educación universitaria en
Panamá radican en la falta de vinculación entre los sectores productivos, el
Estado y la sociedad, al igual que en la oferta de carreras que no responden a
las necesidades y prioridades del desarrollo del país. Tales conclusiones se recogen en el informe Educación
Superior en Panamá que fuese realizado en noviembre de 2003 por la
UNESCO, fecha en la que se constituyó el Consejo Centroamericano de la Educación
Superior (CCA), organismo que tiene como meta esencial, certificar la calidad
de la educación superior en la región.
Si bien a la fecha del informe citado, a excepción de Costa Rica, los
países del área centroamericana incluidos Panamá y Belice, no contaban con una
agencia de acreditación, la misión es elevar la educación superior a través del
mecanismo denominado acreditación, el cual consiste en certificar que una
institución o programa reúne estándares de calidad, certificación esta que no
podría ser otorgada por la misma institución o universidad. La misma, se espera, debe ser emitida por una
agencia externa, que, verificando las condiciones pedagógicas de los programas
y de la misma universidad, pueda certificar que ésta cumple con los
estándares. Esta es la conclusión de
Carlos Tünnermann, Presidente del CCA.
Para los
estudiosos de la educación, algo si es seguro: el sistema de enseñanza superior
centroamericano no pasa por su mejor momento, por lo que es hora de empezar a
medir la calidad y buscar los caminos de la competitividad.
De acuerdo a
Francisco Alarcón, Secretario General del Consejo Superior Universitario
Centroamericano (CSUCA), uno de los problemas que enfrenta la educación
superior, está relacionado con el nivel de preparación académica de los
docentes y la pedagogía que se utiliza.
Según el mismo, todavía se sigue utilizando métodos sumamente
anticuados, que enfatizan en lo que se enseña, más que en lo que se aprende,
dejando en segundo plano la capacidad crítica del estudiante, y sólo se limitan
a la capacidad del docente.
En lo que
concierne a Panamá, el informe de la UNESCO señala que “la educación
universitaria ha sido predominantemente teórica, desvinculada de los grandes,
graves y complejos problemas de la sociedad de hoy. El mismo informe resalta el hecho de que en
las universidades de Panamá se han graduado poco más de 170 mil profesionales
en los niveles de pregrado y postgrado.
Es decir, una proporción importante de los 3 millones de habitantes está
en posición de incidir en la transferencia de conocimiento, la innovación y la
creatividad en los diversos ámbitos del quehacer nacional.
Quiero
complementar el contenido del presente escrito, haciendo referencia a la
ponencia titulada “El rol de profesor universitario ante los cambios de la era
digital” de Jesús Salinas, profesor
de la Universidad de las Islas Baleares, España, expuesto en el Primer
Encuentro Iberoamericano realizado en la Universidad Central de Venezuela, como
parte del sistema de actualización docente del profesorado.
De la lectura
del trabajo en mención, dada la trascendencia de esta hacia la conclusión a la
que deseo llegar, a continuación, expongo una breve sinopsis del mismo, como
sigue:
“Si la llegada de las tecnologías de la
información y comunicación (TIC) va a afectar a las formas de enseñanza de las
universidades, entonces el rol de los profesores se verá afectado.”
“Las actuales tecnologías permiten la
articulación de procesos sociales a distancia (teletrabajo, tele-compra,
tele-información, tele-diversión, teleeducación), ya sea en las áreas
metropolitanas, entre las regiones o entre los continentes, siempre que el
ámbito de una globalización creciente, con los importantes cambios en los
marcos de referencia que ello supone, y de los que aquí no nos ocuparemos.”
“Las universidades no tienen ya el monopolio
del saber, y, por tanto, disponen de dos opciones: o colaboran con los
organismos de formación públicos y privados y con las empresas que desarrollan
herramientas de difusión del conocimiento y con empresas de informática y de
telecomunicaciones, o compiten con ellas en el mercado.”
“Puede concluirse, pues, que la sociedad demanda sistemas educativos más
flexibles y accesibles, menos costosos y a los que pueda incorporarse a lo
largo de la vida (resaltado nuestro). Para responder a estos desafíos tanto
las instituciones existentes, como aquellas que están naciendo exprofeso deben revisar sus referentes actuales y
promover experiencias innovadoras en el campo de los procesos de
enseñanza-aprendizaje apoyados en las TIC (resaltado nuestro). El
énfasis se debe hacer en la docencia, en
los cambios de estrategias didácticas de los profesores (resaltado
nuestro), en los sistemas de comunicación y distribución de los materiales de
aprendizaje, en lugar de enfatizar en la disponibilidad y potencialidades de
las tecnologías.”
“La evolución de la ciencia, la cultura y la
sociedad combina forzosamente el respeto y la asunción de la tradición con la
práctica y apuesta por la innovación.
Aquellas sociedades que se aferran a la tradición se convierten en
inmovilistas, y aquellas que, olvidando la propia tradición científica, el
propio contexto cultural solo prestan atención a las novedades, a los
descubrimientos efímeros pueden seguir trayectorias erráticas. En el caso que nos ocupa, una equilibrada
visión del fenómeno debería llevarnos a la integración de las innovaciones
tecnológicas en el contexto de la tradición de nuestras instituciones. No podemos olvidar la idiosincrasia de cada
una de las instituciones, tampoco que la dinámica de la sociedad puede dejarnos
al margen.”
“En
este sentido, creemos que aquellas universidades que no contemplen cambios
radicales en relación con los medios didácticos y a los sistemas de distribución
de la enseñanza pueden quedar fuera de la corriente innovadora que lleva a las
nuevas instituciones universitarias del futuro (resaltado nuestro).”
“Los cambios en educación, a cualquier
escala, para que sean duraderos y puedan asentarse requieren que cualquier
afectado por dicho cambio entienda y comparta la misma visión de cómo la
innovación hará que mejore la educación…”
En síntesis, no se podrá esperar que el producto emergente de las
universidades en Panamá sea bueno, si la maquinaria que lo forja está basada en
pedagogías desfasadas o desactualizadas, y, por otro lado, mientras no se
concretice el triángulo conformado entre los sectores productivos, el Estado y
la sociedad, en busca de una oferta de carreras que respondan a las necesidades
y prioridades del desarrollo del país.
Pretender resolver la calidad del producto emergido de los centros
superiores de enseñanza, mediante filtros post académicos disfrazados con
exámenes, es tanto como el adagio del avestruz que, escondiendo la cabeza en la
arena, pretende creer que el problema desaparecerá, o tanto como pretender
clavar un clavo, dando este contra la cabeza del martillo.
No castiguemos al producto universitario con penalizaciones fatuas y
egoístas basadas en razonamientos maquiavélicos y hagamos que la certificación de las universidades y
programas de las mismas, sean el anillo en el dedo que corresponde.
Por lo tanto, quiero resaltar que mientras no surja un estudio que sobre
base científica nos convenza de lo contrario, la postura de ANCIP emanada del
consenso de sus bases consultadas en David, provincia de Chiriquí, Las Tablas,
provincia de Los Santos y aquí en Panamá, en consultas durante los días 20, 27
y 30 respectivamente, será la de rechazo a la implementación de exámenes a los
futuros egresados de los campus del país.
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